top of page

Adrián Gómez (Ciudad de Oaxaca, 1950) es un artista textil que ha incursionado en diversas áreas, como la investigación de tintes naturales, cerámica, joyería, pintura y arte objeto. Su obra se destaca por su carácter urbano y su fuerte carga social. Sus diseños, llenos de simbolismo y referencias culturales, retratan la vida cotidiana de las periferias y sus habitantes.

En sus tapices, fusiona diversas técnicas textiles, entre ellas el gobelino, el sarape, el labrado con pedal de seis pedales y el telar horizontal, empleando fibras vegetales, animales y sintéticas. Ha presentado su trabajo en exposiciones individuales y colectivas en diversas ciudades de Europa, Japón, Estados Unidos y México.

CV Completo

Selección de exposiciones. Exposiciones individuales

Maullidos bajo la luna roja y otras viñetas contemporáneas, Celda de Sor Juana del Claustro de Sor Juana, Ciudad de México (2023) | Solo los peces muertos siguen la corriente del río, Biblioteca Henestrosa, Ciudad de Oaxaca (2018) | Los tapetes, Exposición dividida en dos sedes: "Cafetería el Alacrán" del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) y en la Biblioteca del IAGO, Ciudad de Oaxaca | Mirando en la banqueta, Faro Indios Verdes, México D.F. (2010) | Hoja de ruta, Museo de los Pintores Oaxaqueños, Ciudad de Oaxaca (2008) | Skolen i Kulusuk (Escuela de Kulusuk) , Kulusuk, Groenlandia (2005) | Regional Museum, Kovdor, Rusia (2003) | H. Ayuntamiento de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca (1999) | Centro Cultural Iberoamericano, Copenhague, Dinamarca (1997) | Centro Cultural, Tijuana, Baja California Norte, México (1993) | Instituto Cultural Mexicano, San Antonio, Texas, Estados Unidos (1983) | Galeria Poli Art, Ultrech, Holanda (1978) | Centro de Estudios Folklóricos Latinoamericanos, México, D.F. (1975)

Selección de exposiciones. Exposiciones colectivas

No se vende, Galería No se Vende, Ciudad de México (2024) | Yo sé que te acordarás, exposición móvil Culto Colecta, Ciudad de México (2024) | Lo más oscuro y bello de mi ser, Matamoros 404, Oaxaca, México (2020) |  Crudo, El Arenero, Ciudad de México (2022) |  Les couleurs du Mexique, Galerie de l’Entreport , Paris, Francia (2012) | Las fibras que atan a México, Izote, Universidad Iberoamericana, Ciudad de México (2010) | Oaxaca Mágica, Makii Masaru Fine Arts, Tokio, Japan (2009) | Sala Gure Etxea, Navarra, España (2005) | Obras de adquisición, Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, México (2004) | Mexican Fine Art Museum, Chicago, USA (1995) | Las calaveras hablan, Salón de la plástica mexicana, México, D.F. (1990) | Art in the park, San Antonio Texas, USA (1984) | Galeria The Heart, Calgary, Alberta, Canadá (1982) | Instituto Tecnológico del Istmo, Juchitán, Oaxaca (1973) | Náhuatl, Alameda de León, Ciudad de Oaxaca (1970).

Ferias de Arte

Nada con Mmundo Galería @mmundo.nyc , Miami, USA (2022)

Swab Art Fair Barcelona con Mmundo Galería @mmundo.nyc, Barcelona, España (2023)

La poética en la obra de Adrián Gómez

Edgar Saavedra

Dicen que en Oaxaca el arte tiene un solo ojo. Lo cierto es que la mirada suele ser arbitraria y sólo ve lo que quiere ver donde lo quiere ver. Si es detrás de un escaparate, mejor. Pero debajo de la postal edulcorada el pueblo vibra en su origen y se entrevén las manos voladoras que recrean los ornamentos culturales de una cosmovisión. Son las manos prodigiosas, milenarias, breves, minuciosas, llenas  de barro y de luz.

 Adrián Gómez  nació en la región más intensa de un sur melancólico y abrumado; un territorio saturado de símbolos, país que duerme el sueño legendario del nagual. Aquí, a veces, se vive con los sueños prestados o se sueña uno dirigido. Nos despertamos conspicuos en el amplio vacío contemporáneo. Decía Ciorán que “hay formas de engaños sin las cuales el hombre no está en condiciones de vivir; si hacen que le madure la verdad, se derrumba como un sonámbulo”. El arte y la artesanía no se entienden sin la poética de las canastitas en serie mexicana. La tierra nativa es la matria, dijo Jünger, la alegoría del hilandero. Los artesanos oaxaqueños son, en la transposición y convivencia de las mitologías, argonautas con los pies empolvados y olor a terracota que van a la conquista de el otro vellocino de oro y de lana y de algodón que crece y se desparrama en esta tierra.

 Adrián es un tejedor mago que ha desdibujado la línea entre arte y artesanía. No con desdén sino con una vena creativa que se sustenta en la discreta alegría del dibujo regional, los colores exuberantes con una técnica que cultiva, de paso, la gran paciencia. Tejer es un acto cultural, y por cultura entendemos el universo de representaciones en el interior del cual los hombres y las mujeres viven su relación imaginaria con el mundo natural y social. En las piezas de Adrián Gómez existen elementos en apariencia ambiguos. Los rostros no pertenecen a modelos académicos, más bien, algunos fueron sustraídos del movimiento social que sucedió en Oaxaca en 2006: alambres de púas, semblantes taciturnos, chavos banda con piedras y caguamas, paisaje urbano grafiteado, personajes con aires de angustia, rebelión y odio son la doble trama de su urdimbre. Es la atmósfera de la calle, contenida, visceral: un perro orinando, un árbol aparecido, una luna y sol bizarros, gatos en su arisca soledad, luego sillas, pájaros, burros, autos, nubes…

Urdir es una palabra saltarina. Lectura política de izquierda o simplemente bostezos de chucho en la canícula. El naturalismo ha sido un tópico en el arte popular. No hace daño, pero mucha miel provoca vomito sentencia el proverbio. La ambivalencia lograda por Adrián Gómez es singular, vale una ironía. Mitad artesanal, mitad mística. Belleza y verdad como antídoto natural. Religiosidad y laicismo, imaginario colectivo y subjetividad casi radical. Espacios y tiempos en la misma superficie estática de la seda, la lana, el algodón o el ixtle. Trivialidad, contemplación y una sensación etérea que proviene de las hondonadas fragmentadas y policromáticas de los tejidos. Sus teñidos están creados con tintes naturales como el añil, el pericón, la nuez, el palo de Campeche, la cáscara de nanche o de la fermentación de las capas de la cebolla.

El traqueteo monótono del telar de pedales de Adrián Gómez reverbera y se oye a lo lejos, muy lejos. Desde San Bartolo Coyotepec hasta el colegio de Kulusuk en Groenlandia; de Juchitán  hasta el Kultur Melod Kabinett, en Kandalaksha, Rusia. Se escuchan en los parajes de una exposición colectiva de solidaridad en las calles de Oaxaca, Tijuana o Veracruz y luego da un salto  hasta la Vefsn Bibliotek, en Mosj, Noruega y aparece en el Colectiv House, OttrupgaarD, en Skoerping Dinamarca.

 Su arte pertenece a un sistema cultural de complejas contradicciones donde día a día se teje el albur de la sobrevivencia. El soplo vernáculo y el giro cosmopolita de sus diseños dan un referente del torrente de aguas que lo inspiran. Adrián Gómez ha sido el fundador de talleres de hilados a la vez que se ha empeñado en transmitir sus innovadoras técnicas artísticas de tapiz, teñidos y tintes a los niños de diversos pueblos de Oaxaca y de otros lugares del mundo. Así el artista-artesano rinde pleitesía a su matria y asesta un golpe al ojo voyeur del arte oaxaqueño. 

bottom of page